En varias oportunidades he defendido mi religión a
través de las redes sociales y una de las experiencias más reciente fue cuando
respondí en una publicación hecha sobre la pedofilia. Las personas tienen un
especial deleite por esta clase de noticias si está relacionada con un
sacerdote; pero han intentado buscar noticias sobre pedofilia en el mundo, de
seguro sólo lo han reservado para el espectro eclesiástico; sin embargo, me
permito ofrecerles otros datos que pueden llegar a considerar interesantes y
que no ocurren dentro de la iglesia.
El mundo tiene unos 7 mil millones de habitantes y
según datos de la ONU, a) Existe cerca de 1 millón de personas conectadas
constantemente a la pornografía infantil; según la UNICEF, b) América Latina es
la más afectada por la prostitución de menores por parte de extranjeros; c)
Prakashanand Saraswati, es un líder
espiritual indio y pedófilo, que fundó la institución religiosa Radha Madhav
Dham (hinduista) en Estados Unidos; d) Iraq, será el primer país en legalizar
la pedofilia, aprobando el matrimonio con niñas. Seguramente todos los
detractores de la iglesia habrán visto esas noticias, aunque me inclino a
pensar que realmente no les interesa la pedofilia; sino más bien, buscar la
manera de difamar la religión cristiana y con ella, el sacerdocio.
Vamos a definir algunos términos
para poder hablar de religión, porque tener un arroz con mango en la cabeza no
es precisamente las mejores credenciales académicas para tratar el tema. En
primer lugar me gustaría definir ¿Qué es la iglesia? y parafraseando a Cristo;
cuando dijo aquello de "hacer el templo en tres días", es obvio que
no se refería al templo como tal, sino a la unión de la personas orando por un
fin común; es decir, que la iglesia desde un punto místico es la feligresía
(las personas), "No es la institución", no son los muros; así que
cuando se hable de iglesia, inclúyase también.
En segundo lugar es conveniente
definir “Templo”, ahora si estamos hablando de piedra sobre piedra, el templo
no es más que el lugar donde concurre una feligresía ( otra vez, la gente);
pero volviendo al carácter místico, el templo también es el lugar donde mora el
espíritu santo... y ¿Dónde habita el espíritu santo después de haber sido
bautizados...? una vez más, puede incluirse. Por último y no menos importante,
definamos “Religión” la cual es el conjunto de creencias de orden sagrado y por
tanto, no es otra cosa sino el conocimiento de la misma.
San Pablo; entendido por Mielgo
(1989): “El conocimiento de la ley nos da un mayor conocimiento del pecado, pero
no la fuerza para vencerlo”. ¿Qué quiso decir con esto?, que aunque el
individuo estudie mucho y conozca la ley, esto no le confiere la facultad de
santo; es decir estaríamos hablando del mismo ser humano con debilidades y
defectos pero cargado de un conocimiento que no sabe usar.
Si quisiéramos establecer un
ejemplo de esto tendría que mencionar a Robert Oppenheimer, famoso por haber
inventado la bomba atómica, ¿Por qué traigo este nombre a relucir? Si usted
estudiara tanto como estudió este físico estadounidense, ¿Eso sería bueno o
malo? – Estudiar siempre es bueno – pero si usted utiliza este conocimiento
para hacer un arma de destrucción masiva ¿Sería algo bueno?; quiere decir
que el hecho de tener conocimiento no es la garantía de hacer siempre lo mejor
y no debe de extrañarnos que dentro de la institución eclesiástica puede haber
actitudes y comportamientos no deseados, aunque esto implique que ciertas
personas estén llenas de conocimiento; pero, ¿Es esto realmente culpa de la
iglesia?
Cuando vamos a la universidad, la
institución nos proporciona el material de estudio, sin embargo, ésta no es la
responsable de las notas que usted obtiene a los largo de su carrera y mucho
menos puede ser responsable de los errores profesionales que usted pueda llegar
a tener en un futuro; entonces ¿De quién sería la culpa en este caso? Cuando
una persona decide formarse, no puede hacer responsable de sus malas decisiones
a la institución que lo formó. La culpa no es del conocimiento, mucho menos del
origen de este, sino de las acciones de su conciencia.
Por eso le digo, cuando deseé
señalar con toda la razón, un hecho tan repulsivo y abominable como la
pedofilia, sería sano también separar algunos aspecto en esa acusación. El
evangelio no enseña a matar, el hombre asesina porque quiere; la religión no
enseña a mentir, la gente miente porque lo desea y las personas alevosas no se
forman en la institución eclesiástica, vienen así desde sus casas y hogares que
fue donde se educaron como individuos.
Un padre ladrón enseñará a sus
hijos a robar y una madre mentirosa enseñará a sus hijos a mentir, las
enseñanzas de la religión no te lleva al pecado, pero un corazón corrompido
desde el seno de su hogar, se puede inclinar fácilmente por hacer el mal aunque
haya estudiado más que un doctor. Debido a esto, cuando existan elementos de
causa para condenar a una persona por sus malos actos, no diga que es culpa de
la religión; muchas personas llegan con un alma manchada a la iglesia e
intentan solapar sus debilidades dentro de esta; un corazón de piedra seguirá
siendo de piedra aunque intente esconderlo bajo el techo una iglesia. La
religión no enseña lo que ella misma aborrece y los verdaderos seguidores de
Cristo, obedecen sus enseñanzas.
Ahora que hemos expuesto algunos
puntos de vista, creo que podríamos mejorar nuestra sindéresis al momento de
repartir las culpas.
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