Con
este tema de la infidelidad en la relación de Shakira, se ha puesto muy de moda
hablar al respecto y; aunque resulta poco elegante hablar de las desgracias de
otra persona, no me cabe en la cabeza un par de cosas en esa situación; uno,
serle infiel a una mujer que por demás es, bonita, joven, adinerada, famosa,
deseada y con ¡Semejante Maraca!; dos, que todo esto sea una maniobra para
desviar la atención del pedo que tiene esta niña con evasión de impuestos en
España, porque si metieron al bote a la mismísima Isabel Pantoja, que quedará
para los extranjeros en ese país.
Tanto
fue el cántaro a la fuente... que no pude soslayar el impulso de escribir un
par de cosas sobre ese asunto de “la infidelidad”; por tanto y para entrar en
materia, les presento la siguiente reflexión. Una persona necesita mínimo tres
condiciones para ser infiel; la primera, debe tener tiempo para dedicar; la
segunda, debe tener dinero para halagar y la tercera, debe tener ausencia de la
presencia de Dios en su corazón, para quebrantar.
Analizando
un poco estos hechos tenemos que, un hombre que viaja constantemente lejos de
su hogar (aunque sea por compromisos deportivos); obviamente, tiene el tiempo
y; consecuentemente, tiene más que suficiente el recurso monetario; pero si
tiene a Dios aun teniendo el tiempo y el dinero, no pone en riesgo a su esposa,
su salud, el matrimonio y a sus hijos. porque lo único que permite tomar
decisiones morales prudentes, es un corazón libre de la influencia de querer
hacer daño. ─Y
de ñapa ¡extra bruto!, ya es bastante difícil esconder semejante pedo siendo un
completo desconocido, imagine siendo una figura tan pública y notoria.
En
una oportunidad un compañero (con una infidelidad a cuestas) me dijo: ─Yo no
le hago daño a nadie; más bien, eso fortalece mi relación... ─ bueno,
pobre tonto este amigo, porque al no incluir a Dios en esa ecuación, no se da
cuenta que siempre en una relación adicional, alguien va a resultar herido; si
bien no sale lesionada la persona a la que se le es infiel (generalmente la
esposa), podrá salir eventualmente lastimada a quien se ilusiona (la amante);
sino, serán tus hijos al perderlos por la decepción o el pendejo que cree que
no saldrá herido, al perderlo todo. Lo que es realmente seguro es, que
alguien saldrá lastimado en ese juego, porque no existe imprudencia sin
consecuencia.
De
un psicólogo salvadoreño un día aprendí que no existe la mala, ni la buena
suerte, lo que existe son las malas y las buenas decisiones, con sus malas y
buenas consecuencias. Si decides saltar la luz del semáforo, podrás tener la
consecuencia de chocar, si decides fumar, podrá haber la consecuencia de una
enfermedad, si decides cometer un crimen, pues no tardará mucho en alcanzarte
la ley, porque cada acto de irresponsabilidad va sujeto a una determinada
consecuencia. No hay independencia en estas variables.
En
un paréntesis, me permito traer a la palestra un experiencia personal. Cuando
yo daba mi primeros pasos de fe y luego de conocer a quien sería mi esposa;
obviamente, hacía lo que cualquier pareja joven y con deseo quería (buscar
tiempo a solas para intentar converncerla de...) esto me causaba conflicto
interno con mi formación espiritual; porque cuestionaba todo el tiempo mis
actos; sin embargo, cuando comparto mis emociones en confensión con el
sacerdote, este; en lugar de juzgarme como cree la gente, me colocó en
"modo reflexión" y me preguntó: ─¿Estas listo para asumir una
partenidad?─ a
lo que respondí del tiro; ─no
padre, ni siquiera tengo empleo fijo, ni estudios, ni nada─ Luego él agregó: ─entonces piensa muy bien lo que vas
a hacer. Noten que bonita la respuesta
del sacerdote, no suprimió mi libertad, ni juzgó mi moral, sólo me dió la
oportunidad de reflexionar y tomar la mejor decisión posible, para esa
situación.
Ahora,
sabiendo que tener otra relación no se limita sólo al hecho de “pasar un buen
rato” porque en el fondo de esto existe un acto de maldad; sí, porque no
pretenderá que una cana al aire no implica mentir, omitir, engañar, disfrazar,
evadir, robar y auto convencerse de que nuestra imprudencia no forma parte de
la estupidez humana; no hay manera posible de desligar tal comportamiento
alevoso de una segura consecuencia. La sabiduría popular lo define como: “no
hay nada oculto entre el cielo y la tierra”; sin embargo, no se trata de
eso, lo que realmente existe es que no hay maldad con final feliz.
Siempre
hay un precio que pagar, nada es gratis; porque hasta ser prudente tiene un
precio, el precio de renunciar a tus deseos y fantasías. No pretenda vivir una
vida engañándose, no hay manera de salir libre del castigo y no me refiero al
castigo divino, me refiero a la consecuencia de que alguien (sino todos los ya
mencionados) saldrá herido.
En
otra oportunidad me comentaron que era exagerado que dijera que para mentir
había que robar ─
¡tampoco así...!, me dijo el pana; le respondí: al
engañar siempre hay que robar (No Robarás), porque necesitas robarle el tiempo
a tu familia para salir con alguien más; necesitar robar de tu presupuesto
familiar para halagar a otra persona (esto implica robar parte de la comida y
de las necesidades de tus hijos), necesitas robar la confianza de todos y
necesitar robar excusas, para cerrarle la boca a tu conciencia. Qué crecían...
que eso de robar sólo se limitaba a tomar bienes ajenos...
En
fin, lejos de la acostumbrada clase de moral cristiana que a todos nos revienta
(a nadie le gusta que le señalen sus errores) había elementos suficientes para
cometer esta infidelidad en contra de Shakira ─aunque sigue sin caberme
en la cabeza, ¡pero como coñ..! bueno, bueno ya pasó, ya paso─; como
expresé al principio, había tiempo, dinero y con ello, la oportunidad de hacer
el mal; lo que no había y brillaba por su ausencia, era “Presencia de Dios”.
Que diferente y contrapuesto a la imagen de un Messi con el premio de “El mejor
del mundo”, con su esposa e hijos al lado... la pudo haber dejado en casa; pero
no, la llevó, la exhibió, la mostró como un trofeo más y; seguramente, más de
uno la deseó... esperen, esperen... no me refiero a su mujer... me refiero a la
paz de su conciencia.
Dormir
en paz... para todo lo demás existe Master Card... valga la cuña y de seguro
Messi esa noche; bueno no precisamente esa noche de rumba, las siguientes
noches, las durmió en paz y con el título de “El mejor del mundo”; estoy convencido
que así se lo hicieron sentir en su casa, con una familia exaltada y honrada
como él lo hizo. Roguemos a Dios que siga dando ejemplo dentro y fuera de la
cancha.
Con
todo esto; es lógico que además de hablar de la desgracia ajena, también
hagamos un poquito de reflexión sobre lo que nos toca, si bien no todos tenemos
las mismas condiciones (tiempo, dinero y una conciencia sin Dios); al menos los que no tenemos ni el tiempo, ni el dinero, apliquemos tener un corazón libre de
maldad, porque con sólo una de las tres condiciones para ser infiel (ausencia
de Dios), al menos reconozcamos que no tenemos los requisitos mínimos
necesarios para serlo. No será una fidelidad que digan, ¡que bruto!, que fiel es
este cuate; pero al menos, serás fiel, por defecto.
PD.:
Sigo teniendo dudas si hubo infidelidad o cortina de humo en ese caso; pero si
la hubo, a ese hombre deberían darle el premio de "el más bruto del
mundo".
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