Después de aplicar el método de
observación directa sobre este tema, he podido llegar a la conclusión de que la
edad no es una cuestión cronológica; es más, es una variable dependiente…
¿dependiente de quién? de la mujer, de las gerencias de recursos humanos y de
las sub-variables que ellas deseen aplicarte.
Soy lo que se considera según la tendencia
moderna un adulto contemporáneo y en muchos casos una persona joven; pero
después de intentar socializar con alguna dama, casi siempre surge la expresión
categórica de que soy un viejo. Incluso, en los clasificados para empleos es
cada vez más común ver anuncios con parámetros y estándares de edad; tales
como, se busca persona no mayor de 35 o joven entre 22 y 30 años con deseos de
superación y: en muchas oportunidades, he sido rechazado por estar sobregirado
para el cargo solicitado; lo que se podría traducir como “eres viejo”.
A pesar de no sentirme arcaico, ni nada
por el estilo; porque según el seguro social me faltan como 20 años para optar
a una jubilación, las empresas parecen tener cada vez más problemas de
aprendizaje o de déficit de atención sobre este tema, cuando colocan esta clase de comentarios
discriminatorios y fuera de la ley establecida; sin considerar la cantidad de
años de servicios que nos puedan aún faltar todavía por ofrecer.
En
otro plano, es también bastante irritante cuando alguna joven utiliza de forma
peyorativa la expresión ─Eres un viejo─ cuando es atribuida a la edad; a lo que
respondo con la siguiente interrogante: ¿Qué acaso Chayanne, Jhonny Dep y Mel
Gibson no lo son también…? a lo que ellas responden: ─No pero tampoco así. ¿Es
que acaso no saben sacar cuentas?; ¿No se dan por enterado que la fecha de
nacimiento de esas personas supera con creces a muchos de los que entramos en
el espectro de adultos contemporáneos…? Ah! Pero es que a ellos no se les
aplican las leyes de la física, las matemáticas o la biología; están excluidos
por su dinero, carrera, fama y físico; en otras palabras, son seres
sobrenaturales y no es justo compararlos con los sistemas de medición convencionales,
ni mucho menos, con nosotros los mortales.
De manera que cuando sea expuesto ante esa
trillada oración “eres un viejo” pida primero que le definan los límites mínimo
y máximo (para saber cuál es el rango de acción) y también, las delimitaciones
desde el punto de vista gramatical, si es una oración afirmativa, exclamativa,
acusativa o interrogativa, porque dependiendo de las variables a considerar y
los elementos circunstanciales de tiempo, no se sabe con precisión si la
oración que intenta decir es “cuando estás viejo" de manera condicional o es "¿Cuándo estás viejo?” de forma interrogativa, porque al parecer va a depender del cristal con que se mire; adicionalmente, si
desea que las personas le digan que está joven, lo único que tiene que hacer es
morirse; porque sólo en los velorios puede escuchar con frecuencia expresiones
como ─ ¿Qué edad tenía…65…? ¡Ay!… Murió joven─ tal parece que morir, es la
única cosa para lo que se es siempre joven.
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